viernes, 8 de julio de 2016

Último viernes

Hoy es mi último viernes en la oficina. Parece mentira lo rápido que pasa el tiempo, los meses, los años, y de repente me encuentro a dos días de dejar un trabajo en el que llevo tanto tiempo y estoy tan asentada como en mi casa. Dejar a compañeros que son amigos. Vida nueva, casa nueva, trabajo nuevo, idioma nuevo… Renovarse o morir, dicen, ¿no?. Pues nosotros vamos a renovarnos pero bien en Alemania.

La vida es así, y unas veces el tren se para en la estación un largo rato, y otras tienes que cogerlo a la carrera y casi cuando las puertas se están cerrando, pero no puedes dejarlo marchar. Así que este último mes ha sido un poco de reorganización mental, de asimilar lo que se nos venía encima, y de mirar hacia adelante. Siempre hacia adelante. Y tengo curiosidad por empezar a vivir esta nueva vida que nos espera allí, y empezar a reinventarme a mí misma.

Después de más de un mes de no parar, parece que tenemos ya medio organizado nuestro futuro a corto plazo (¡que ya es todo un logro!), y fecha de mudanza para principios de agosto, que no de traslado definitivo, eso aún está por determinar. De momento todas nuestras pertenencias viajarán cómodamente apiladas como piojos en costura en un camión hasta Alemania  donde macho alfa se pegará la paliza de recolocar y desempaquetar allí todo lo que yo me voy a pegar la paliza de empaquetar y organizar aquí previamente. Esta familia es todo en ejemplo de división de tareas a partes iguales.
Y en algún momento de agosto el trío calavera que hemos formado los niños y yo desde hace ya mes y pico con macho alfa en la distancia, volaremos hasta aquel país de habla ininteligible que hasta hace bien poco nunca había entrado en nuestros planes como lugar de residencia.

¡Yo “vuelvo al cole”, señores!, me he matriculado en un intensivo de alemán, para por lo menos ser capaz de decir “no entiendo ni papa, por favor, ¿podemos hablar en español o inglés?”. Con conseguir eso conseguiré una tranquilidad mental equivalente a la que me aportarían 20 horas de spa. Y con un poco de suerte igual puedo ir hasta a comprar y que me entiendan cuando pida. Todo se andará. Y como soy una alumna aplicada, me estoy llenando mi casa con post it de tres colores, siguiendo los consejos de varios conocidos de identificar los objetos con su artículo (masculino, femenino o neutro), por colores. Porque aquí no se aprenden las cosas por su nombre, si no por su nombre y artículo, es decir, aprendes la-nevera, el-libro, la-casa o el-coche. Así que cuando tenga que acordarme de como se decía nevera asociaré que el post it era rosa, y por tanto se dirá la-nevera. Bueno en este caso nevera precisamente es masculino, para rizar el rizo.


¡Y hasta aquí puedo escribir! Próximo capítulo con nuestros avances en breve.


¡Feliz viernes! 

5 comentarios:

  1. Seguro que este cambio te ayuda a seguir reinventándote. Algún proyecto nuevo, cerrar los ya abiertos o volver a retomar alguno descartado.
    Mi primera ayuda, tal como yo lo diría"ig haise Natalia, sprejen si Engliss?"
    Te echaremos de menos.

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    1. Suerte con las declinaciones y no te olvides del verbo que llega cuando ya estás pensando en la siguiente frase.

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    2. Muchas gracias Marta!! me apuntaré la frase! a ver qué tal se me da el idioma! y desde luego estos cambios siempre son para mejor. Tener la oportunidad de reinventarme me parece todo un lujo a estas alturas de la vida así que la voy a coger con todas las ganas del mundo!
      Un besazo!!

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  2. Muchísima suerte en esta nueva aventura! Mantennos al corriente con más post! Seguro va a dar mucho de qué hablar jaja😘😘

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  3. Muchísimas gracias! Sisi, el blog sigue adelante, así que os iré contando las nuevas aventuras por tierras alemanas en cuanto esté un poco instalada. Aunque aún me queda más de un mes en Madrid, que espero que de para mucho! ;-)
    Un beso!

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