Hoy me he levantado dando un salto mortal...

Como decía la canción de Hombres G, “Hoy me he levantado dando un salto mortal…” del resto ya nada, ni he desayunado un par de huevos, ni he ido dando volteretas al baño, más bien he ido dando tumbos; ni he salido de casa pensando que voy a pasármelo bien… porque Maya me ha tenido de fiesta de 4 a 5:15; y cuando ha sonado el despertador a las 7, ha sido como si me tirasen un vaso de agua fría a la cara. ¡Buenos días!

Mi despertar generalmente es una musiquita casi imperceptible del móvil, que mi cerebro asocia a “levántate y mueve el culo aunque te mueras por quedarte haciendo la croqueta en la cama, que tienes que currar y vas a llegar tarde”, y tal cual, me levanto, ducha, modelito para la ofi, vestir a Maya, coger el coche e ir a la guardería a dejar a la enana, volver al garaje, cambiar coche por moto, ir a la ofi, y sentarme en mi sitio con un poco de suerte antes de las 8:30 para hacerme un apaño en la cara como buenamente pueda antes de que empiece a llegar la gente a la oficina. Es decir, a las 8:30 de la mañana ya estoy estresada. Por suerte los hombres de la casa van en paralelo y Macho Alfa se ocupa íntegramente de Enzo.

Aunque parezca sorprendente, todo esto discurre con relativo orden, salvo que una serie de unos dos millones de factores se tuerzan. Entre los cuales está mis hijos y mis horas de sueño… Así que hoy me he levantado con el pie de madre renegada, porque por mucho que quiera y desee con todas mis fuerzas, no soy capaz de meterme en la cama antes de las 11 de la noche, aun sabiendo que es muy probable que Maya quiera jarana entre 1 o 2 horas cada noche; que dependiendo de a qué hora ocurra esto, muy probablemente yo no me volveré a dormir; y que me voy a pasar el día con unas ojeras hasta las rodillas, o pareciendo un oso panda, y con tanto sueño que no podré ni pensar. Y al final si, seguro que haga lo que haga, como decía la canción, voy a pasármelo bien, pero por dentro estaré soñando con el día dentro de muchos años en que pueda meterme en la cama a las 8 de la tarde y dormir hasta que me duela la espalda.

No sé si he dejado suficientemente claro que estoy agotada.

A eso hoy hemos sumado que los enanos estaban madrugadores y se han levantado con nosotros, así que me he duchado mientras jugaba al cucú-tras con Maya, que me aplaudía sentada en el suelo del baño con su traje de chulapa, que más que una chulapa parecía doña Rogelia, como diciendo -“¡Bien mami! ¡Te has aclarado muy bien el pelo!”-. Si la que no se motiva es porque no quiere. Después he jugado al pilla-pilla con Enzo mientras intentaba preparar la bolsa con la comida, y mientras venía en la moto estaba dudando si con tanto juego había cogido el tupper de comida o el de pollo sin cocinar para la cena de esta noche, (al final ha sido el primero, menos mal).

El caso es que sí, aunque mi ánimo esta mañana estaba a la altura de los tobillos, al final no he podido más que reírme a carcajadas con las pintas de la chulapa y de Enzo, que estaba empeñado en que la pobre se dejara el pañuelo puesto en la cabeza, cosa que por supuesto era misión imposible.

¡Uf! Ya me he desahogado a gusto. Y vosotras qué, ¿vuestras mañanas también son "tranquilas"? 

¡Feliz miércoles!