Hoy una diputada ha llevado a su bebé al congreso. Me da
igual su nombre. Me da igual a qué partido pertenezca. Pero ha dado un paso
adelante, ha predicado con el ejemplo y ha roto ese silencio poniendo la NOconciliación
en la mesa, precisamente de la mesa en la que debe estar, en la del Congreso.
No entiendo la polémica al respecto. Evidentemente lo ha hecho porque sabía la repercusión que eso iba a tener. Y ese postureo me parece muy bien y más que necesario. Poca repercusión iba a tener yo trayéndome a mi bebé a la oficina. La cara de mi jefe sería un poema, eso sí, pero repercusión más allá de que me pusieran la cara colorada, lo dudo. Pero ella, como representante de la ciudadanía, tiene el deber de sacar a la luz y buscar solución a los problemas reales de hombres y mujeres. Ella representa con este gesto el problema real de falta de conciliación de muchas mujeres; otros políticos representan también muy bien a sus ciudadanos jugando al Candy Crush en las sesiones parlamentarias.
Los políticos deberían trabajar al servicio de los
ciudadanos. Y en concreto las ciudadanas madres las pasamos putas cuando
queremos conciliar la maternidad y especialmente la lactancia, más allá de las dieciséis semanas de mierda
de baja por maternidad, más los días que acumulas por las horas de lactancia.
¿Quién se inventó esto de las horas de lactancia?, ¿alguien
se cree que sirve de algo para la inmensa mayoría de las mujeres, a menos que
las juntes en días para hacer jornadas laborales?.
Pongo un ejemplo muy sencillo, una mujer tarda una media de
45 minutos en llegar a su trabajo desde su casa. ¿Cómo se supone que en una
hora de tiempo va a ir, darle la teta a su bebé, (proceso rápido donde los haya
como todo el mundo sabe), y volver a su trabajo. ¡Ah!, no, es que lo he
entendido mal, se supone que “alguien” le lleva el bebé a su trabajo, donde por
supuesto dispone de un sitio para poderse sentar y darle el pecho a la
criatura, se lo recoge cuando termina, y entonces esa hora es de pleno disfrute
para ella y su bebé. Claro.
Además esto no es nuevo, no sé cómo la gente se sorprende
tanto a estas alturas. Lizia Ronzulli, la eurodiputada italiana, lleva años
llevando a su hija al Parlamento Europeo, desde que era un bebé. Como ella, la
también eurodiputada Hanna Dahl o la senadora Iolanda Pineda.
No hablamos de niños correteando por el hemiciclo.
Así que no saquemos las cosas de quicio, y dejemos de politizar todo tanto. Como
ya he dicho, me importa bien poco a qué partido pertenezca cada una de ellas, y
partiendo de la premisa de que cualquier mujer es libre de tomar las decisiones
que quiera respecto a su maternidad, pero, hablando de las personas que se
supone que nos representan, y parafraseando un tuit de @Espiralhya: siempre preferiré a una
política que lleva a su bebé al Congreso que a una que abandona el permiso de
maternidad al mes de haber sido madre.
¡Feliz martes!
Taaaan de acuerdo. Claro que a veces se puede optar por reducir gastos, apretarse el cinturón a saco y abandonar el trabajo para poderse entregar al hijo peeeero esa decisión tiene repercusiones (me atrevo a decir que) irreparables en la vida profesional de la madre y, por tanto, aunque puede ser una opción, desde luego bajo ningún concepto es una opción exigible. Hay que encontrar soluciones que compatibilicen la vida laboral con la personal. Y qué difícil es...
ResponderEliminarY como bien dices, está bien que los que puedan, abran debate con sus acciones así que OLE. :-)