jueves, 9 de junio de 2016

Apocalipsis day

Ayer fue un día apoteósico. Llegué a casa después de recoger a los niños del colegio, sudando como un pollo por este calor que ha llegado a Madrid sin avisar y sin pedir permiso, para encontrarme cinco, ni una ni dos ni tres ni cuatro, sino cinco abejas revoloteando en mi micro tendedero. Inmediatamente se me activó el modo ON de madre súper protectora de mis polluelos y me encerré en la cocina, no fuera a ser que alguna consiguiera colarse, y se fuese directa a por los niños!

Allí me atrincheré trapo en mano, para ir aniquilándolas a trapazos una a una. Un cuadro. Abría la puerta del tendedero un poquito, lo justo para meter la mano y el trapo y poder agitarlo tan fuerte como me permitía el escaso ángulo de maniobra. Y así fui acabando con ellas. Con la última me vine arriba y como ya sólo era una, abrí la puerta del tendedero del todo y pegué dos trapazos demasiado fuertes y desatinados, y acabé cargándome la bombilla del tendedero. Finalmente acabé con la única superviviente y me pasé la tarde observando el tendedero por si volvía a ver algún bicho revolotear.
Veremos lo que me encuentro hoy cuando llegue.

Animales aparte, viendo que ya eran las seis y pico de la tarde, decidí meter a los niños en la bañera para dejarles jugar más rato del habitual baño a toda carrera. Después de media hora salpicando como locos había más agua fuera que dentro de la bañera. Salieron arrugados como pasas. Y yo empapada como si me hubiese bañado con ellos.
Cenamos en relativa paz y armonía los tres a las siete de la tarde; sí, horario inglés. Pero “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, y aquí sería algo como “no dejes para dentro de una hora algo que puedes hacer ahora mismo, con la jartá de cosas que te quedan por hacer luego”.

Después de cuentos varios y remoloneo nocturno por fin se durmieron los dos y yo casi lloro de felicidad cuando vi que aún eran las 8 y media de la tarde. Me vine arriba pensando que quizá un día podría acostarme pronto, y me puse a doblar las tres toneladas de ropa que me saludaban desde la mesa del salón, que parece un agujero negro que atrae y concentra la ropa de toda la casa. Sólo que al revés, en vez de hacerla desaparecer, la multiplica; y la maldita no se acaba nunca. ¡Doblar ropa es como el día de la marmota!

Terminé mis quehaceres domésticos agotada, pero aún quedaba lo mejor: preparar el disfraz de cabaretera de Maya para su festival de fin de curso. Si, como lo habéis oído, de cabaretera. Con boa y todo, rosa fucsia. Aquí un rápido DIY de cómo lo he hecho. Compras en tu ultramarino asiático más cercano una boa del color al gusto y un collar de bolas del mismo color a ser posible, y una pluma más grande, la mía es tipo pavo real. Camiseta de tirantes larga negra a la que no tengas mucho aprecio, a la cual le pegas plumas de la boa (no había felcos en el ultramarino asiático) en el bajo a base de pegotazos con la pistola de silicona líquida (mi nueva mejor amiga). Con una hoja de GomaEva de color a elegir, cortamos una tira del largo que corresponda para que vaya alrededor de la cabeza de la niña en cuestión y le pegamos de la misma manera la pluma de pavo real o de lo que sea. A la boa le atamos unos lacitos en los extremos para poder enganchárselos a la muñeca de la niña y que no la vaya arrastrando por medio mundo. Y tachán! Resultado próximamente en fotos.

Después de todo esto aún tuve tiempo de mantener dos conversaciones con personas adultas por teléfono y acostarme antes de las 10 y media de la noche, muy contenta con mi logística y con todas las cosas que me había dado tiempo a hacer. Y con un hambre que me moría después de haber cenado a las 7 de la tarde.
La felicidad me ha durado pocas horas porque a las 3 de la mañana Enzo se ha levantado, cosa bastante rara en él, y se ha desvelado durante nada más y nada menos que dos horas y media, despertando en uno de sus berrinches a Maya.
Y así terminó mi día, o mejor dicho, así he empezado el día de hoy. Con un sueño que me muero. Esto de estar de madre “soltera” con el marido expatriado es más agotador de lo que imaginaba.

Por cierto, esta mañana cuando he abierto las ventanas para ventilar la casa, se me ha colado otra abeja en casa por una ventana distinta. A ver qué leches hago como el nido de abejas está por fuera en la fachada.


¡Feliz jueves!

7 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Jajajaja a ver cómo queda el resultado hoy! Gracias por el comentario y por los ánimos!

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  2. Tendrás q llamar a los cazabejorros si han hecho nido en la fachada

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  3. Me meo!!!!! Me encantan tus aventuras de.madre soltera!!!

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    1. Gracias guapa! sólo me queda reírme de mi misma. Besazos!

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  4. Jajajaja, pero fue sin querer... es que el bicho era muy grande y te pusiste en medio!

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