Hoy es mi último viernes en la oficina. Parece mentira lo rápido que pasa
el tiempo, los meses, los años, y de repente me encuentro a dos días de dejar
un trabajo en el que llevo tanto tiempo y estoy tan asentada como en mi casa. Dejar a compañeros que son amigos. Vida nueva, casa nueva, trabajo nuevo, idioma nuevo… Renovarse o morir, dicen, ¿no?.
Pues nosotros vamos a renovarnos pero bien en Alemania.
La vida es así, y unas veces el tren se para en la estación un
largo rato, y otras tienes que cogerlo a la carrera y casi cuando las puertas
se están cerrando, pero no puedes dejarlo marchar. Así que este último mes ha
sido un poco de reorganización mental, de asimilar lo que se nos venía encima,
y de mirar hacia adelante. Siempre hacia adelante. Y tengo curiosidad por
empezar a vivir esta nueva vida que nos espera allí, y empezar a reinventarme a
mí misma.
Después de más de un mes de no parar, parece que tenemos ya
medio organizado nuestro futuro a corto plazo (¡que ya es todo un logro!), y
fecha de mudanza para principios de agosto, que no de traslado definitivo, eso
aún está por determinar. De momento todas nuestras pertenencias viajarán
cómodamente apiladas como piojos en costura en un camión hasta Alemania donde macho
alfa se pegará la paliza de recolocar y desempaquetar allí todo lo que yo
me voy a pegar la paliza de empaquetar y organizar aquí previamente. Esta
familia es todo en ejemplo de división de tareas a partes iguales.
Y en algún momento de agosto el trío calavera que hemos
formado los niños y yo desde hace ya mes y pico con macho alfa en la distancia, volaremos hasta aquel país de habla
ininteligible que hasta hace bien poco nunca había entrado en nuestros planes
como lugar de residencia.
¡Yo “vuelvo al cole”, señores!, me he matriculado en un
intensivo de alemán, para por lo menos ser capaz de decir “no entiendo ni papa,
por favor, ¿podemos hablar en español o inglés?”. Con conseguir eso conseguiré
una tranquilidad mental equivalente a la que me aportarían 20 horas de spa. Y
con un poco de suerte igual puedo ir hasta a comprar y que me entiendan cuando pida.
Todo se andará. Y como soy una alumna aplicada, me estoy llenando mi casa con
post it de tres colores, siguiendo los consejos de varios conocidos de
identificar los objetos con su artículo (masculino, femenino o neutro), por
colores. Porque aquí no se aprenden las cosas por su nombre, si no por su
nombre y artículo, es decir, aprendes la-nevera, el-libro, la-casa o el-coche. Así
que cuando tenga que acordarme de como se decía nevera asociaré que el post it
era rosa, y por tanto se dirá la-nevera. Bueno en este caso nevera precisamente
es masculino, para rizar el rizo.
¡Y hasta aquí puedo escribir! Próximo capítulo con nuestros
avances en breve.
¡Feliz viernes!
Seguro que este cambio te ayuda a seguir reinventándote. Algún proyecto nuevo, cerrar los ya abiertos o volver a retomar alguno descartado.
ResponderEliminarMi primera ayuda, tal como yo lo diría"ig haise Natalia, sprejen si Engliss?"
Te echaremos de menos.
Suerte con las declinaciones y no te olvides del verbo que llega cuando ya estás pensando en la siguiente frase.
EliminarMuchas gracias Marta!! me apuntaré la frase! a ver qué tal se me da el idioma! y desde luego estos cambios siempre son para mejor. Tener la oportunidad de reinventarme me parece todo un lujo a estas alturas de la vida así que la voy a coger con todas las ganas del mundo!
EliminarUn besazo!!
Muchísima suerte en esta nueva aventura! Mantennos al corriente con más post! Seguro va a dar mucho de qué hablar jaja😘😘
ResponderEliminarMuchísimas gracias! Sisi, el blog sigue adelante, así que os iré contando las nuevas aventuras por tierras alemanas en cuanto esté un poco instalada. Aunque aún me queda más de un mes en Madrid, que espero que de para mucho! ;-)
ResponderEliminarUn beso!